viernes, 27 de agosto de 2010

Jueves de Reportaje ESPECIAL... un poco tarde pero weno.

A estas alturas de mi vida, tengo muy claro que en la noche no es oro todo lo que brilla. Ya me lo decía mi mamá cuando era chiquillo, pero no es sino ahora cuando me voy dando cuenta de que la vieja idea de Detroit, el techno como elemento de unión entre la gente, no tiene aplicación práctica en ninguna disco, al menos que yo conozca.

La música, por muy en grande que salga escrita en los flyers, no es sino un elemento secundario en cualquier discoteca. Impera la imagen muy por encima, de cualquier otra cosa. Y si no, que se lo digan a los responsables de uno de los locales más de moda en Madrid, Charada. Ojo, no estoy acusándoles a ellos de nada. Tampoco seré hipócrita y diré que no me importa el ambiente de los sitios a los que voy. Y mucho menos diré que nunca la he pasado bien en estas discos, sería mentir, desde luego.



Simplemente, comento una realidad que vivo las noches que salgo, y que en este caso, aplico al local madrileño porque es el que ha dado la cara en TV para explicar cuál es su modelo de negocio.

Entiendo que una discoteca quiera estar en la élite, transmitir una imagen determinada o reunir un tipo de público más exclusivo.

Pero, ¿Hasta tal punto?, ¿Dónde queda la música?, ¿Será que siempre he sido un iluso?, les dejo esa reflexion.

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